jueves, 19 de noviembre de 2015

VERANO DEL 38, EMPIEZA CON POLITICAS DE APACIGUAMIENTO Y TERMINA CON LA IIª REPUBLICA

Leyendo el título cabría pensar en que contiene un error pues la IIª República termina con su derrota a finales de marzo del 39, independientemente de su posterior deambular por Francia y Méjico hasta su desaparición final en 1977. Realmente con la retirada del ejército del Ebro a la orilla izquierda, la noche del 16 al 17 de noviembre, su suerte estaba echada. Sus últimas esperanzas habían comenzado a extinguirse con la firma del Pacto de Múnich el 29 de septiembre y con la derrota del intento ofensivo del Ebro se cerraron definitivamente.


 
Las políticas de apaciguamiento de las potencias Francesa e Inglesa hacia Hitler, habían comenzado unos años antes con la aceptación de su política de rearme, en flagrante incumplimiento de las Clausulas del Tratado de Versalles que limitaban el ejército alemán; siguieron con la ocupación del Ruhr, militarización de la Renania (marzo 36) y siguieron con la anexión de Austria (marzo del 38); hasta alcanzar el Pacto de Múnich con el que Alemania se anexionaba la zona de los Sudetes (10.10.38) y dejaba al resto de Checoeslovaquia sin sus principales defensas de la frontera.
 

Firmantes de Tratado de Múnich. Mussolini, Hitler, Daladier y Chamberlain

Durante esos años se había consentido que Alemania e Italia apoyasen militarmente al General Franco en su sublevación contra la IIª República y Francia y Gran Bretaña, con la política de no intervención, realmente favorecieron al ejército sublevado pues mediatizaron la llegada de armamento al ejército republicano que no siempre contó con las fronteras abiertas. Inicialmente Francia facilitó armas a la República, principalmente aviones que venían sin armamento mientras que los alemanes e italianos llegaban armados e incluso tripulados, tripulantes a los que se daba cobertura legal, incorporándolos al Tercio.
 
 
También ambas potencias consintieron la invasión italiana de Etiopía (octubre del 35) y se contentaron con sanciones económicas, no muy elevadas. En ese ambiente de apaciguamiento se fue rearmando Alemania y al mismo tiempo las esperanzas, que alimentaban la resistencia del ejército y gobierno republicano, especialmente de Juan Negrín y Vicente Rojo, de una guerra europea que coincidieses con la nuestra y por tanto las democracias ayudasen directamente a la República, se redujeron sensiblemente.
 
 
El 15 de abril, Jueves Santo, tropas navarras de la 4ª División al mando de Alonso Vega, habían llegado al mediterráneo a la altura de Vinaroz y por tanto el territorio republicano se vio dividido en dos partes, lo que complicaba su defensa; si bien también abría posibilidades de ejecutar el tan querido Plan P que consistía en romper el frente franquista por Extremadura y cortar la llamada zona nacional, aprovechando el desgaste de la ofensiva de Aragón. Este plan nunca se puso en practica.
 
 
Sorprendentemente el ejército nacional no giró a su izda., para eliminar a Cataluña de la guerra, sino que decidió dirigirse a Castellón y Valencia aunque eso supusiera enfrentarse a las duras defensas de las sierras del Maestrazgo. Esta ofensiva, una vez reorganizadas la fuerzas tropezó con un dura resistencia que ralentizó el avance y dio tiempo a los jefes republicanos a potenciar la parte del ejército que había quedado en territorio catalán. Estas tropas, formadas por los restos del otrora poderoso Ejército de Maniobra (Cuerpos V y XV), se reforzaron con nuevas quintas y aprovecharon el mayor envío de material ruso de toda la guerra que entraba en cantidad, ya que nuevamente la frontera francesa estaba abierta a los suministros para la República. Así se pudo poner en pie un nuevo ejército de 60.000 hombres mandados por lo mas selecto de los jefes republicanos: Lister,  El Campesino, Juan Modesto; Tagüeña, Kahle... y la dirección del ya general Vicente Rojo.
 
 
El 25 de julio se llevó a cabo el paso del Ebro por las tropas encargadas de romper las defensas nacionales, a las que sorprendieron totalmente, comenzando una ofensiva que les llevó hasta Gandesa y Villalba de los Arcos, donde tras feroces combates se detuvo el 3 de agosto. En el territorio ocupado durante esos diez días, se incluían las poderosas sierras de Pandols, Cavall y la Fatarella. Expulsarles de allí le costó al ejercito nacional, más de 100 días.


Que nuevas curiosidades nos deparan las fechas, 77 años después de que el ejército republicano cruzase el Ebro, jugándose su última carta,  Mas, en otro 25 J, consigue convencer a ERC para formar una lista única con CDC, JpS, quemando su último cartucho. Coincidiendo con el final de la ofensiva, firma el Decreto con la convocatoria de las elecciones autonómicas/plebiscitarias para el 27 de septiembre, aniversario también de los 77 años de las negociaciones del trágala con Hitler. Teniendo en cuenta el resultado de las plebiscitarias el independentismo se lleva un chasco y Más confirma que es único haciendo perder escaños a su partido. Muchas ilusiones se desvanecen y pierden fuerza sus suposiciones de ayuda exterior, se quedan solos como la República. En la fecha, 17 N, en que las tropas republicanas vuelven a sus posiciones iniciales, ahora Homs, Mas-Culell y el propio Mas empiezan a sondear al Gobierno central para buscar una salida honrosa. ERC insiste pero los ataques islamistas de París han acabado con cualquier apoyo internacional a los secesionistas. Para Mas, su particular Batalla del Ebro apunta mal y si la CUP, versión moderna del POUM catalán de los años 30, le apoya finalmente, habrá vendido su primogenitura por un plato de lentejas.

Fuerzas republicanas de la 11 División vadean el Ebro junto a Miravet

 
La ofensiva republicana del Ebro salvó  momentáneamente a Valencia, que en esas fechas ya estaba al alcance de los nacionales; una vez superado Castellón el 13 de junio. Franco tuvo que trasladar tropas al Ebro para detener la ofensiva republicana y luego para iniciar la contraofensiva, que el propio Franco quiso dirigir sin demorarla, poniéndola en marcha el 8 de agosto. Rojo pidió que el Ejercito del Centro, que disponía de 300.000 hombres, iniciase acciones contundentes para aliviar la presión nacional sobre el Ebro, pero esas tropas solo realizaron pequeñas incursiones en Córdoba y Extremadura que fueron contenidas con las fuerzas locales. El Plan P nuevamente quedó en agua de borrajas.
 
 
Franco enfrentó una batalla de desgaste con ataques frontales que fue ganando lentamente con fuertes bajas por ambas partes y en la que empleó su superioridad aérea para castigar no solo las líneas del frente sino los vitales puentes que servían para pasar los vitales suministros republicanos. En esta segunda fase y en cumplimiento de los acuerdos del Comité de No intervención, salieron los últimos internacionales, unos 2/3.000 y 10.000 italianos, aunque aún permanecieron en territorio nacional otros tantos hasta el final de la guerra.
 
 
Después de 116 días, la noche del 16/17 de noviembre las últimas fuerzas republicanas volvieron a la orilla izda. del Ebro y volaron los últimos puentes que habían utilizado en la retirada. Volvieron menos de la mitad de los que habían iniciado la ofensiva. Nuevamente los republicanos tenían que organizar el ejército para resistir la ofensiva que los nacionales lanzarían en enero; pero esa es otra historia. Desde la ruptura el 15 de abril hasta el inicio de la ofensiva habían empleado tres meses pero esta vez no dispondrían de ese tiempo y además las unidades de los Cuerpos V y XV estaban extenuadas y diezmadas.
 
 
La república había sido la primera víctima de la política de apaciguamiento, pues si bien durante el verano del 38 los suministros de material bélico a Franco se había frenado por si Alemania entraba en guerra, cuando en septiembre se apaciguaron las expectativas, los suministros al ejército franquista se volvieron a relanzar. Con estas nuevas remesas Franco preparó su última ofensiva.
 
 
La segunda víctima fueron los judíos alemanes que en la noche del 9/10 de noviembre, en la llamada noche de los cristales rotos, vieron como eran asaltadas y quemadas más de 1500 sinagogas, asaltados sus negocios ante la pasividad de la policía e iniciada la detención de miles de ellos que fueron a parar a campos de internamiento y trabajo. Nueva coincidencia, el 9 N, con el procés

Mas de 7000 comercios asaltados en la noche del 9 N

La tercera fue la propia paz duradera: En  Múnich los partícipes, Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier, firmaron un documento en el que declaraban su deseo de garantizar la paz mediante la consulta y el diálogo. Daladier y Chamberlain fueron bienvenidos en París y Londres por multitudes eufóricas que les saludaban como salvadores de la paz. Chamberlain proclamó que traía "la paz con honor, la paz de nuestro tiempo". La realidad pronto mostró a lo que había llevado la política de apaciguamiento, en marzo de 1939, Hitler invadió lo que quedaba del inerme estado checoslovaco y antes de un año invadía Polonia (1 de septiembre del 39) y daba comienzo la matanza de la IIª G.M.
 

El único beneficiado por la política de apaciguamiento fue Hitler pues si le hubiesen parado los pies en el 36, cuando militariza Renania, la Humanidad se habría evitado el Holocausto. En el 38 aún se estuvo a tiempo, pero no solo no se le detuvo sino que se le nombró hombre del año.

 

Los acuerdos de Múnich se convirtieron en el símbolo de la inutilidad de los esfuerzos por apaciguar a estados totalitarios expansionistas.

 La historia pasada se desarrollo en situaciones distintas de las actuales, siempre es así, pero se repite tercamente y debe ser porque no aprendemos en cabeza ajena y por la tendencia humana a tropezar mas de una vez en la misma piedra. Los nacionalismos se aproximan en su funcionamiento a los totalitarismos expansionistas que provocaron la Iª G.M. y rara vez se detienen con políticas de apaciguamiento.
 
Estamos viviendo momentos de incertidumbre con ataques terroristas del IS contra la civilización liberal occidental y para defenderse, se está fraguando una alianza entre EEUU, Rusia, Francia..... a la que se seguirán uniéndose mas países. Pero aquí se alzan voces discordantes que pretenden basar la defensa en el amor, la concordia y el apaciguamiento. El tan manido buenismo de gran parte de nuestra izda. NO APRENDEMOS.
 
Este apaciguamiento también pretenden aplicarlo al intento secesionista de la mitad de Cataluña. Sacrificando a la otra mitad no se conseguirá nada a medio y largo plazo. Entregando los Sudetes a Hitler qué se consiguió? nada, desarmar al resto y facilitar su caída. Resulta curioso oír hablar de la Gran Alemania, perdón, Gran Cataluña con los Paisos Valencianos, Baleares, La Franja de Aragón y el sudeste francés. Argumento de Hitler: alemanes que hablan alemán en territorios colindantes; ¿nos suena?
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario